En este libro ascensional cuyos más altos y firmes peldaños son los poemas de "Briribão: la torre", destaca la inteligencia de la poesía como arte de las transfiguraciones: los ojos devienen tanto, el canto florece entre la lluvia, cada gota de la lluvia es una eternidad y, en otro paisaje, el grito se confunde con un trueno, el trueno con la voz, la voz con el eco del poeta. Las mutaciones son el corazón, la almendra del universo lírico de Juan Armando Rojas: el alambique y la fragua sus puntuales y eficientes instrumentos de trabajo. El trato con los sonidos, golpes que se arrepienten en levedad de pálpitos. Culmina una alianza fecunda con el sentido del poema como ente que se destila en palabras, en voces que se adelgazan y tornan a su ordinaria y exasperada fisonomía sólo por gracia de la paradoja: la sutil insistencia del sonido cifra, por envíos, una turbadora red de significaciones urdidas por el oído silencioso del poeta, del hombre avasallado por sus propias, imprevisibles hechuras. El lector encontrará, al adentrarse en esta cadenciosa Lluvia de lunas, la callada alegría de los pájaros que nunca duermen y, contra la ventana de la noche, la presencia del tranfigurador que vierte los sones de la fiesta en un serpentón donde se condensa "la locura del silencio". En éste, su primer libro, Juan Armando Rojas, se destaca como una de las nuevas voces prometedoras de la poesía mexicana actual.Gilberto Prado Galán.