El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En ese gran festín en el cual participan por igual dandys y adúlteras, drogadictos y homosexuales, misóginos y libertinos, snobs y oficiantes de misas negras, no hay lugar para el concepto burgués de la virtud. Sin excepción, los personajes concovados en este libro responden al apelativo de "decadentes", como los llamaron en ciertos medios o "malditos", como lo hicieron otros; Max Nordau, el más compulsivo gendarme de la higiene moral de la época, los confina a todos, sin misericordia alguna, en esa vasta cárcel que tituló Degeneración.