Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Este libro muestra más de un rasgo de la desaveniencia humana en el límite de su condición. Los personajespadecen o provocan destinos paradójicos; individuos que no muestran un presente definido y que son protagonistas de una trama tan bien anudada que es imposible escapar. Voces y formas de todo tipo se combinan con situaciones impredecibles, con colores exóticos donde el mundo contemporáneo, tan ajeno como propio, asoma con frenesí su desdichada contextura.Vemos a un escritor mediocre que es asediado por un fanático que resulta ser mejor escritor que él; a un hombre que quiere deshacerse de sus genitales para "matar" el deseo sexual, que tantos pesares le ocasiona; a una artista porno -ya vieja y pasada de moda- que no sabe cómo conciliar sus deseos anteriores con sus humillaciones presentes; a un padre que pierde a su hija en una feria de suburbio como una prueba más de su fracaso y cobardía; a un grupo de matones que se lamentan por no ver la transmisión de un partido mundialista de futbol al tener que cumplir un "trabajo" en el que las víctimas son dos hermanas jóvenes dispuestas a sacrificarse por un atavismo de familia. Algunas situaciones, casi paralelas a una dimensión desconocida, combinan, en este paraje caleidoscopico, lugares tan dispares como Nueva York o México, alguna ciudad rusa o los peligrosos desiertos de Afganistá. Los tiempos apelan a la elasticidad de un presente prolongado o de un futuro en el que se lucha por salvar a una civilización tan sofisticada que, en su enajenación, procura la carne humana como nuevo hábito gourmet. Sentiremos la nostalgia de algo que se ha perdido en la condición humana, mientras la ironía y el sarcasmo aún no nos permiten reconciliarnos con nuestro futuro.