El periodista deportivo es la novela que consagró internacionalmente a Richard Ford, de quien Raymond Carver escribió que era «el mejor escritor en activo en nuestro país» y el crítico francés Bernard Géniès afirmó, en una encuesta en Le Nouvel Observateur, que «se está convirtiendo tranquilamente en el mejor escritor norteamericano». Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Hace tiempo disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos, pero luego abandonó la literatura, o fue abandonado por ella. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas, a quienes admira porque «no tienen tiempo para las dudas o la introspección».Y escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer, le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años. ¿Cuál es el drama que ha provocado el fracaso de su matrimonio? ¿Por qué Bascombe ha renunciado a la literatura? ¿Qué le anima, sino una «moral de la apatía», un vivir la vida de instante en instante, un rehuir el suicidio por los caminos de la deseada analgésica banalidad? El periodista deportivo es un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.
La expresión nacional se publicó por primera vez en 1955 y siguió editándose, con correcciones y adendas, hasta la década de los noventa. En los escritos reunidos en este libro se constata la enorme erudición de José Luis Martínez, su profundo conocimiento del siglo XIX mexicano (época en la que de acuerdo con el autor se forjó la identidad nacional independiente mediante la producción literaria) y la franca generosidad con la que compartía la información y el análisis sobre los autores y las obras.
El lector encontrará en estas páginas un compendio tan vasto como la biblioteca de más de setenta mil materiales bibliohemerográficos que el historiador, escritor, crítico y editor reunió a lo largo de su vida hoy abierta al público en La Ciudadela. Estudioso incansable y prolífico ensayista, José Luis Martínez ofrece múltiples entradas a la personalidad, las ideas y las obras de Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Pimentel, José Joaquín Fernández de Lizardi, el doctor José María Luis Mora, Ignacio Ramírez El Nigromante, Justo Sierra, José María Vigil, Manuel Gutiérrez Nájera, Victoriano Salado Álvarez, Joaquín García Icazbalceta, Manuel Acuña, Vicente Riva Palacio, Manuel Payno y muchos más. Completan el panorama exhaustivas revisiones de las empresas literarias del México naciente, como las revistas Azul y Moderna, entre tantas otras que albergaron en sus páginas a los movimientos de vanguardia y a sus expositores nacionales e internacionales.