Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
En estas páginas se guardan como en un relicario el misterio, el sacrum, la belleza, lo inefable, la memoria de la infancia y la vivencia mística. La poética de Juan Miguel González nos detiene, nos exige una hiperestésica atención.