Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Aunque jugaba y peleaba como los otros niños, había nacido con los cabellos tan rojos como llamas danzando en su cabeza y los ojos tan verdes que la gente lo llamó Chanyelín, el hijo de las hadas. Cuando Chanyelín entrecerraba los ojos podía ver a los duendes y descubrir a las hadas. Por eso fue el único que vio cuando los enanos peludos se robaron a la doncella Ariana. Sólo él puede salvarla.