La ardilla, nada tonta, busca un escondite seguro para guardar su comida (una hermosa nuez), lo cual no es fácil. Sin embargo, después de mucho buscar, lo encuentra; claro, como no lo logró tan rápido y le dio hambre, el escondite también le sirvió de comedor.
Libros relacionados
Crónicas de Harris Burdick : 14 maravillosos autores cuentan las historias