Sinopsis
Saña está formado por textos cortos como partes sueltas de un todo que se va divulgando o deteniendo a partir de acontecimientos entrecortados de las biografías de los pintores Stanley Spencer y Francis Bacon, de Arthur Rimbaud dedicado a la mercadería en África francesa y muy lejano de la poesía, de Doménico Scarlatti, gran compositor pero con pocas agallas en su vida personal, hasta incluir, entre otros muchos, apuntes sobre la India en su completo esplendor y misticismo, conjugados por la muerte, la pobreza y la gran producción excrementos que se asienta en las calles. Lo curioso del significado de la “saña” en el libro es que no sólo alude al hecho de encarnizarse, al odio y a la crueldad, como en el caso del nazismo y sus brutales campos de concentración, sino también al sentimiento que impulsa a pintar, a escribir y a componer música. Saña hace alusión a lo contrapuesto mediante una estricta economía del lenguaje y urde problemas ontológicos como ¿dónde comienza o termina la identidad cuando varias mujeres desnudas, rasuradas desde la cabeza al pubis, pululan en un campo nazi, sin poder reconocerse unas a otras? El cuerpo, al que en apariencia le escamoteamos su importancia, cobra una enorme fuerza con las obsesiones de las top models y con la “saña” de Francis Bacon y de Stanley Spencer para pintar la figura humana, asunto que ha fascinado a Glantz desde hace tiempo. Su gusto por las revistas de modas, además de su fascinación por la pintura, radica en la forma en que se muestra la corporalidad en sus mejores o en sus peores ángulos. Lo mismo le debe haber ocurrido al fotógrafo estadunidense Richard Avendon, quien retrató, entre otros trabajos, mujeres para publicaciones de ropa de diseñador y aparte logró imágenes tremendas de muchos personajes.