Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Blasfemo, jugador, mujeriego y parrandero, pero también culto e ilustrado, músico, dramaturgo y hasta torero? el retrato de un hombre que estuvo destinado a cambiar la historia. El muchacho imparable y curioso que está por convertirse en un sacerdote sibarita, afecto al placer de las camas ajenas, voraz lector de la literatura de la Ilustración y apasionado defensor de la libertad y de los derechos de los criollos y los nacidos en la Nueva España, no se imaginan lo lejos que lo llevarán los ideales que considera dignos de defensa. Hidalgo desvela los claroscuros de un hombre en lucha constante con sus virtudes y sus vicios, sus afanes libertadores y sus responsabilidades espirituales. ¿Sacerdote y caudillo? ¿Un héroe iluminado por el genio de su carácter? ¿Un santón herético amistado con Luzbel? ¿Quién fue en realidad el Padre de la Patria?