Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En 1852, Thomas de Quincey, que por entonces acababa de cumplir sesenta y siete años, comenzó a preparar la primera edición de sus obras completas. A diferencia de sus contemporáneos, de Quincey prácticamente no había publicado nada en forma de libro; toda su obra estaba literalmente dispersa en cientos de publicaciones periódicas. Bosquejos de infancia y adolescencia compila los textos autobiográficos -la mayoría inéditos hasta la fecha en español- que conforman el viaje espiritual que hace Thomas de Quincey desde que tiene conciencia de sí mismo hasta que se desliza lentamente en la adolescencia al estado que provocará su huida a Londres y el comienzo de su adicción al opio. Como siempre sucede con de Quincey, lo más emocionante es lo más terrible: las descripciones en estos textos de la muerte de su hermana pequeña, de su padre, o de la trágica historia de su hermano Pink; pero hay también aquí un de Quincey mucho más raro y extraordinario, cargado a ratos de un humor desbordante y de una inteligencia para reflexionar sobre su propia vida: un dQuincey previo a la melancolía del comedor de opio. El resultado es un recuento íntimo que gira en torno a una pregunta con la que, de hecho, comienza uno de los capítulos que componen este libro: «¿En qué momento el niño se convierte en hombre?». De Quincey lo responde a partir de su propia vivencia, al igual que desde su fascinación por la vida de los otros. - See more at: http://sextopiso.mx/264-bosquejos-de-infancia-y-adolescencia-