Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Como lectores nos sumergimos en el íntimo mundo de los recuerdos, pero también en el soleado y exótico trópico mexicano. Por estos versos danzan ríos, sierras, frutas y fotografías que cobran sentidos inesperados. Con unas cuantas pinceladas, la autora recrea, más que paisajes y personajes, la relación que ella tiene con éstos. Las imágenes, como nubes, adoptan las más diversas formas, renovando siemprela sorpresa del lector. El resultado es un libro accesible, humano e inteligente donde se traza una identidad femenina. Contiene un prólogo de Antonio Deltoro.