El protagonista de esta novela es Ariel Horus, millonario cuya ambición es construir el Hotel de la Ciudad de México, un rascacielos que cuyo destino es ser estrenado la víspera de las Olimpiadas de 1968. Pero la construcción se retrasa casi eternamente para luego empantanarse en la locura de su dueño, quien se pierde en se aísla del mundo al que odia, desea a mujeres imposibles y consume su fortuna en cumplir caprichos inútiles. Fabiana Serra es contratada para que opere el complejo cultural que Horus planea construir como complemento del edificio: el Anfiteatro. Horus se enamora de la mujer, quien acepta el empleo y los acosos de su jefe, pero se niega a tener relaciones con él. En una fiesta, Fabiana conoce al pintor sonorense Sebastián Henríquez Escudo, y se enamora de él; con el tiempo se hace su amante, renuncia y se aleja de Horus (quien no exento de ideas suicidas soporta la relación de su artista de cabecera y la mujer que ama) para vivir en Berlín. Mientras, Horus se ocupa de su resentimiento y su edificio: destruye obras de Escudo y tiene que pactar con los vendedores ambulantes que se apoderan de la inconclusa explanada principal del edificio. Por las noches, el maestro constructor, Horus, se dedica a recorrer los deshechos del mercado y pepenar basura, aunque también hace fiestas con prostitutas.Horus es un ser incompleto, un megalómano cuyas acciones no provienen de manifestaciones profundas de una personalidad, sino que resultan meros caprichos: puede ser mezquino o generoso, fingirse loco o cuerdo. Esta primera novela propone un viaje al inframundo que todo hombre puede crear para sí mismo a base de voluntad y arrogancia, a la vez que constituye una metáfora sobre la decrepitud de los sueños y la materia que los encarna.