Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
No hay nadie más experta en los trabajos de media jornada que Beca: a sus 18 años no sólo es la mayor de cuatro hermanos, también es la compañera de combate junto a su madre para sacar a la familia adelante al la vez que estudia muy duro para las clases. Después de que su padre se marcharse sin ninguna explicación cuando ella tenía sólo 16 años, aprendió una gran lección: no te fíes de ningún tipo con sonrisa arrolladora y un imán natural para las nenas. A pesar de ello, pronto conoce a Alex, un enigmático y atractivo estudiante de Bellas Artes que puede hacer aparecer mágicamente mariposas en su estómago y que irremediablemente cambiará su vida para siempre mediante un giro inesperado del destino.
Una historia de amor auténtico, un amor que no tiene fin, un amor de dos caras que sólo es el principio. La novela New Adult que marca la diferencia.
Abraham Stoker nació en Dublín en 1847.
Fue un niño enfermizo y desempeñó en su juventud
un puesto de funcionario, hasta que a los treinta y un años decidió abandonar su empleo para convertirse en agente
y secretario particular del actor inglés Henry Irving,
propietario del teatro Lyceum de Londres.
En el tiempo libre que le dejaba el trabajo, Stoker no sólo
escribió Drácula (1897), la obra que lo hizo inmortal,
sino otras novelas fantásticas, como La joya de las siete
estrellas (1903), La dama del sudario (1909),
o La madriguera del gusano blanco (1911).
«Los seres que llamamos vampiros existen.
Algunos de nosotros tenemos pruebas irrefutables de ello».
Ha pasado más de un siglo desde que el profesor Van Helsing, uno de los protagonistas de Drácula, pronunciara
estas palabras, y el mito sigue vivo gracias a la capacidad
sobrenatural del hombre-vampiro para mutar y adaptarse
a los nuevos tiempos: infinidad de películas, musicales,
obras de teatro, cómics, etc., así lo atestiguan.
Esta nueva edición de Drácula, profusamente anotada
desde un punto de vista histórico y crítico, intenta acercar
al lector a sus diferentes niveles de lectura y poner a su alcance los datos necesarios para disfrutar en su plenitud
de una de las obras más emblemáticas de la literatura de terror.