Su nombre no habría pasado a la historia, de haber muerto en 1503; Rafael habría dejado una obra menor echa primero en Urbino, luego en Perugia. Pero en 1504 el joven pintor decidió trasladarse a Florencia para conocer lo que en esa ciudad se hacía. Ahí descubrió el camino que conduce al arte mayúsculo; ahí puedo ver las obras de dos grandes maestros: Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonaroti.