Jovan Zivlak, autor de voz sobria y premonitoria, cultiva precaución en la reflexión, se opone a una poesía de metas y logros modestos, a la sencillez y la autosuficiencia, sin caer con ello en la trampa de un canto malhumorado que de antemano envuelve en luto las cosas mundanas, ni tampoco crea una mezcla de soluciones poéticas fáciles y exaltadas. Sus poesías están escritas sin fe en el mito de inocencia, desnudez y sencillez, no solo de la expresión poética, sino de la humana, sin fe en la así llamada poesía orgánica o expresiva. Se trata de un canto de imágenes muy fuertes e impactantes, imágenes que están en función de los pensamientos y la cavilación.