Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Vicente Rojo y Carlos Monsiváis se conocieron cuando colaboraron en la legendaria publicación México en la Cultura, suplemento del periódico Novedades.
Testimonio de esta época son una serie de dibujos y collages que Rojo obsequiaba a Monsiváis, en donde el artista y diseñador gráfico juega con la imagen de su amigo haciéndolo pasar por dios prehispánico, victoria alada, Dick Tracy, conquistador español y, por supuesto felino.
Poca gente ha visto estos retratos que conforman una de las vetas más lúdicas en la producción de Rojo. Algunas de estas piezas fueron confeccionadas sobre soportes inusuales, como sobres, folders y hasta una servilleta.
Estas imágenes constituyen el núcleo central de la exposición presentada en el Museo del Estanquillo, como un reconocimiento a la relación que se dio entre estos dos personajes fundamentales en la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI