Svetlana Alliluyeva fue la hija única del dictador soviético. Y su destino pareció reunir las peores Caatastroyes. Su madre se suicidó cuando Svetlana tenía 6 años, harta de la convivencia con su esposo. A los 16 Svetlana se enamoró de un cineasta judío a quien su padre envió al gulag. Más tarde en 1963 se enamoró de nuevo en esta ocasión de un intelectual de izquierda indu y cuando el murió Svetlana quizo llevar sus cenizas a la India.