A la mañana siguiente, Marie se despierta deleitándose en el recuerdo de las horas que acaban de pasar juntos hasta que Pablo le dice que le toca a ella llevar a los niños al colegio. Marie apenas tiene tiempo para preguntarse de quién son los niños porque los pequeños aterrizan en la cama llamándola mamá. De camino a la escuela, ve la fecha en los periódicos de un quiosco: es mayo pero han pasado doce años. Poco a poco, Marie deberá descubrir qué ha podido suceder en su vida para que su cerebro borre doce años de un plumazo. Frédérique Deghelt nos regala una historia de emociones sobre el amor y el paso del tiempo, sobre los sueños y la realidad. Esta novela es una revelación: por su inventiva, por su humor, por la nobleza de los personajes, por su reflexión sobre el amor duradero y por la energía que despliegan las mujeres que aparecen ella
