Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Cleopatra debe demostrar al César que su pueblo no está en decadencia y que todavía puede hacer construcciones majestuosas. El arquitecto encargado del proyecto requiere la ayuda de nuestros amigos, así Asterix, Obelix y Panoramix (quien sólo quiere consultar un par de notas en la biblioteca de Alejandría) acudirán a ayudar con la obra. Las cosas no son fáciles pues no sólo deben acabar a tiempo, sino que deben lidiar con los intentos de sabotaje de otro arquitecto celoso y de las intervenciones de los romanos para evitar que logren su propósito. En una carrera que se gana prácticamente por una nariz, nuestros amigos evitarán acabar con los cocodrilos y le harán pasar un mal rato al César. Nada mal, ¿no?