El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En contraposición a las nuevas herramientas de comunicación y sus redes sociales, el presente poemario se vuelca sobre las antiguas redes: las del leguaje como plenitud e insuficiencia, las que buscan la pausa, la demora, la ausencia de velocidad.