Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Desde su publicación en 18681869, Mujercitas, se ha vuelto el clásico juvenil más entrañable de la literatura norteamericana. Las notas de Matteson nos permiten visualizar la cultura de una época lejana, pero cuya impronta es aún perceptible, situando la obra de Alcott en el contexto del arte, la música y la literatura que moldearon su persona y su obra. Los valiosos comentarios del editor nos hacen entrar en contacto con los libros que Alcott leía, la gente que conocía, los platos que comía prácticamente con todo. Su brillante ensayo introductorio estudia el lugar central que Mujercitas ocupa en la literatura infantil y nos cuenta cómo fue la vida de la propia Alcott una historia tan fascinante como sus narraciones.