Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El archiduque austrohúngaro Francisco Fernando, desde el otro lado de la sepultura, le dicta a su secretario póstumo Ferdinand Berchtold su visión del atentado de Sarajevo, sus causas y consecuencias.
Con un humor e ironía inagotables, Basara vacía de sentido y ridiculiza las tópicas interpretaciones históricas y, a través del imposible diálogo entre los dos protagonistas de esta novela, ofrece una verdad artísticamente plausible sobre los cruciales acontecimientos que desencadenaron la Primera Guerra Mundial. Burlándose lo mismo de la trapacería y la belicosidad balcánicas que de la decadencia y la arrogancia germánicas, la crudeza de su mensaje deja en evidencia tanto a las naciones grandes como a las pequeñas en los albores del siglo xx.