Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
La cita con Eros era en la escalinata de Trinita de Monti, entonces lugar de disgregados, hippies y drogadictos, según algunos medios periodísticos particularmente feroces en la confrontación de los jóvenes diferentes de aquel tiempo. Sentado sobre las gradas gozaba yo del sol en un tenaz día de enero, al término de las fiestas navideñas