Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Claudio Lomnitz en un interesantísimo artículo interpretativo de la 4T sostiene que: la Cuarta Transformación es un resultado de la educación que se ha impartido durante décadas en este país, y que se reduce ante todo a la reproducción de la idea de nación. Por eso, resulta demasiado natural que cuando se hable de Juárez, todos callemos. Este libro implica de alguna manera esa respuesta o inquietud de Lomnitz respecto a que cuando se habla de Juárez nos silenciemos ante una interpretación oficialista, no solo existe el discurso del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), un apasionado de la historia, el Presidente Historiador como lo define Enrique Krauze.