Páginas de prosa que enlazan con la poesía del mejor Rubén, con la del Rubén sin rubenismo, afín a los buenos poetas que le sucedieron (y aun muchos que lo combatieron) y no a los modernistas de pandilla, sordos y extraños, ellos sí, al alma de las cosas y a la voz del paisaje. Un poeta como el de los Nocturnos de Cantos de vida y esperanza, tan emparentado, en cambio, con la sensibilidad de una época en que, tras Baudelaire, Browning y Rimbaud, la poesía insiste en abarcar la vida humana aun en sus aspectos menos plácidos y confortadores