Con un mal pronóstico sobre la salud de Ióteba, su nieto, Teato, se empeña en familiarizarlo con los hitos más significativos de su milenaria tradición. Alternando sus relatos cotidianos con entretenidos viajes, acciones sencillas o hechos extraordinarios y trepidantes, el sabio anciano logra plasmar un vívido retrato de su vetusta cultura, un pueblo ancestralmente expuesto a la soledad insular y hoy amenazado de hundirse por acción de un océano desatado y crecido. Mediante sus sabios e ingeniosos comentarios, establecerá puentes y relaciones insospechadas entre leyendas y mitos dispersos y distantes, entrelazándolos en un único relato, un todo vivo a través del cual fluye la tradición oral, el verdadero sustrato del escrito.