Mayo de 1492. En una posada de Antequera se encuentran por azar Cristóforo Colombo, camino de Palos de la Frontera para iniciar el viaje del Descubrimiento, una vez alcanzados los acuerdos con los reyes, y Samuel Levi, un judío comerciante de éxito que se dirige a Cádiz para partir camino del destierro. No son muy diferentes el uno del otro; son hombres de los nuevos tiempos y, seguramente, tienen raíces comunes. Ambos conversan en una larga noche en la que rememoran los acontecimientos que han vivido y que les unieron, por un envite del destino, en un momento trascendental de la historia de España y del mundo. Colón narra sus primeros años en Génova: la familia del genovés tiene antecedentes judíos y procede del Rosellón, no lejos de donde nació Samuel. Su obsesión por el mar y el comercio y, sobre todo, su incansable curiosidad son sus rasgos más predominantes. Aunque sus dos vidas discurran de forma paralela, ambos ambicionan la gloria de diferente manera. Mientras que para Colón tiene un sentido trascendental, para Samuel es mucho más terrenal. La obra tiene una sólida base en lo referido a acontecimientos reales. Sin embargo, se trata de una novela de sentimientos, de frustraciones y ambiciones, de amor y cariño, de odios y persecuciones, de esperanza en un futuro mejor y, sobre todo, de la amistad que surgió entre dos personajes de leyenda.