A principios del siglo XVI, los restos de un navío español y algunos de sus tripulantes arribaron a la costa oriental de Yucatán, donde fueron capturados por sus pobladores, pertenecientes a una de las civilizaciones más destacadas de Mesoamérica: la cultura maya. Dos sobrevivientes de ese naufragio, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, desempeñaron un papel fundamental en la ambiciosa empresa de conquista emprendida por la Corona española, uno como aliado de los europeos y el otro combatiendo al lado del pueblo maya.