Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
A diferencia de las otras materias que se hallan formando
parte del plan de estudios de la enseñanza preparatoria, en este primer curso
de filosofía el estudiante descubrirá un campo de investigación que tiene que
ver con él mismo, con sus propias ideas, sus convicciones, sus problemas, sus
afectos, sus modos de ver y de apreciar las cosas del mundo.En efecto, la filosofía no consiste únicamente en adquirir y
aportar conocimientos dentro de un área específica de estudio, como sucede en
la Física, la Matemática, la Biología, etc., sino más bien en dar un sentido a
los conocimientos, ordenarlos jerárquicamente y ver cuáles son las relaciones y
las diferencias entre los diversos campos y modos de saber.
La filosofía tiene por meta sugerir soluciones a los
problemas más persistentes que todo hombre tiene que enfrentar ?el problema del
saber en general, del Ser en general, de los valores como la justicia, la
belleza, la verdad, la utilidad y el bien? los cuales se implican en el arte,
en la ciencia, en la interacción social, y en fin, en toda actividad de
perfeccionamiento humano.
Sin embargo, la filosofía no es una suma, ni menos una
acumulación de conocimientos, sino una reflexión sobre la cultura humana.