Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Conocido básicamente por ser inventor del periodismo «gonzo», una forma trepidante, iconoclasta y personal de describir la realidad, Thompson rompió los moldes tradicionales de la crónica periodística y la ficción fundiendo ambas en un discurso literario. Pero hubo también un Thompson íntimo y personal que todos los días, de madrugada, escribía cartas a amigos y desconocidos para detallarles lo que ocurría a su alrededor y sobre todo lo que sucedía en su turbulenta cabeza. Su correspondencia es un monumento literario y entre sus páginas se encuentran los pasajes más amenos, divertidos, brutales, sinceros y conmovedores que escribió. La presente antología presta atención sobre todo a la gestación del Thompson novelista y periodista gonzo, y a sus relaciones con personajes destacados de la vida literaria y política norteamericana. Se ha procurado en todo momento que haya un sentido de la continuidad entre las cartas, de modo que el lector pueda leerlas como una autobiografía. «Una radiografía del cerebro de un escritor aparentemente loco y decididamente revolucionario» (The Times). «Humor perverso y una fe política tonificante» (The New York Times). «Brillante y por encima de toda descripción» (Rolling Stone).