Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Como un recordatorio del poder de la naturaleza y de la capacidad del ser humano para destruir aquello que él mismo ha creado, Fernando Báez lanza una mirada al pasado para hablarnos del inmenso patrimonio cultural que hemos perdido. El catálogo abarca monumentos y templos vueltos ruinas, obras de arte reducidas a polvo, imperios que alguna vez se soñaron eternos y que hoy sólo conocemos a través de testimonios escritos u orales, decenas de lenguas ya olvidadas. . . De la caída de Babilonia en 689 a. C. a los atentados de las Torres gemelas de Nueva York; de la destrucción del Templo de Artemisa a manos de Eróstrato al saqueo del Museo Nacional de Bagdad durante la invasión estadunidense a Irak en 2003; del gran incendio que devastó buena parte de Roma bajo el gobierno de Nerón a los estragos provocados por la Guerra de Bosnia de finales del siglo XX, el autor elabora un recuento de maravillas extintas e irrecuperables cuya verdadera grandeza solamente podemos entrever.