Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Landschaft y Hudson son dos obras pictóricas peculiares que, por su tamaño --Landschaft, 30 x 740 cm / Hudson, 15 x 2730 cm--, tienen una escala propia del pequeño formato e incluso de la miniatura, pero son simultáneamente obras de gran aliento que llegan a medir varios metros de longitud. En ellas, el autor extrae de la memoria la intensidad de una vivencia personal. No hay fotografías de por medio, no son necesarias, no es de lo que se trata.En este libro resuena una experiencia remota: el desplazamiento del bosque a través de una ventana de tren; pero su condición casi facsimilar, que aproxima este recorrido visual al de quien mira la pintura misma, da lugar a otra experiencia directa y vívida al recorrer sus páginas.