Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Según datos de la UNESCO, la cuarta parte de la población mundial está condenada a nunca recibir educación, y de los que logran inscribirse, una cuarta parte la abandonan antes de terminar la secundaria. Latinoamérica no es ajena a este escenario.
Manuel Pérez Rocha revela que el problema no reside en los alumnos ni en los profesores, sino en la forma de entender la educación. Una educación que privilegia el aprendizaje de memoria y la recepción pasiva del saber, en un sistema de premios y castigos que solo motiva a conseguir las metas sin importar los conocimientos; un sistema que olvida que la educación también es desarrollo cultural, que para aprender es imprescindible atender a las necesidades personales, a los valores morales y a la construcción del carácter.
El mayor impedimento para lograr un cambio significativo en materia de educación se encuentra en el ethos de la sociedad contemporánea, en la preponderancia del valor de cambio sobre el valor de uso. Claro y puntual, este es un ensayo necesario.
Las páginas de Motivaciones y valores de la educación están llenas de propuestas liberadoras: el estímulo de la discusión y de los espacios inquisitivos en los que se desplieguen auténticos trabajos de colaboración y cooperación; el fortalecimiento de la escritura y de las humanidades; entre muchas otras ideas para un proyecto educativo amplio, incluyente, lleno de riquezas de todo orden. David Huerta