Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
"Hay una miríada de relatos en la tradición judía, y en parte tambien en la musulmana, que describe a Caín de forma diferente a la versión bíblica; y yo, que al fin y al cabo no soy más que un cuentacuentos, he trabajado sobre esos relatos alternativos". En esta obra, Andrea Camilleri ofrece una visión insólita y sorprendente del primer homicida de la historia. Se trata de un Caín inventor del concepto de elección, y por tanto de la idea de responsabilidad de la que descienden las nociones, tan radicadas en la cultura occidental, de culpa y culpabilidad. Un Caín, en última instancia, que va más allá del arrepentimiento para tomar conciencia de que, sin el mal, el bien no existiría.