El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En tiempos de incertidumbre tecnológica, donde nos hallamos miserablemente atrapados, acaso cómodamente satisfechos, mirando cómo la retorcida y sigilosa rapidez, de cierto modo, de un tiempo acá, nos aísla irremediablemente. Seducidos digámoslo así, por la aridez de pensamiento, tanto como de la escasa o nula reflexión de cuanto vivimos y padecemos, junto a la falta de ideas y la incomunicación que cada tanto nos aparta a los unos de los otros, comenzamos