Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Partiendo de una serie de estampas realizadas por los artistas italianos Giovanni Ottaviani y Giovanni Volpato, conservadas y restauradas en el Museo Nacional de San Carlos, el catálogo explora la evolución de una disciplina desde las clases que se dictaban en la Academia, e invita al lector a conocer las discusiones de los historiadores y estetas europeos que se ocuparon del arte de la ornamentación hasta convertirlo en un auténtico lenguaje plástico.Los textos de Silvia Salgado, Rebeca Kraselsky, Aurora Avilés y Manuel Marín, ofrecen un acercamiento a los libros y estampas que constituyen el repertorio de estudio para los alumnos, los estilos que debían aprenderse, así como aquellos ejercicios creativos que marcaron las diversas rutas y movimientos surgidos en las aulas de la primera gran academia de artes del continente.Detrás de todo lenguaje existen una estructura de pensamiento y una visión del mundo que hablan del tiempo y sus imperativos. La publicación es una invitación a conocer las variaciones de una lenguaje plástico con el que hemos convivido por siglos: el que engalana y enriquece mediante el decorado nuestras iglesias, objetos, dibujos, grabados, estampas en los que aflora el genio, la sensibilidad y la invención del artista.