Los orígenes de la bioética se remontan a la Grecia clásica, y sus bases radican en la filosofía moral. El acelerado avance tecnológico ha contribuido a que se constituya como un campo crítico ante la ciencia, sospechosa a menudo de participación de deshumanización del mundo moderno. El tema central de la bioética es la vida, por lo que juega un papel fundamental en los debates acerca de los temas como el trasplante de órganos, el aborto, la eutanasia y la ingeniería genética.