Los "paisajes" en que se ubican las obras de Copi, que no sus escenografías, son tan exóticos como sus personajes: la estepa siberiana, el espacio sideral, la Alaska de los buscadores de oro, la Argentina a principios de años cincuenta, grandes mansiones con refrigeradores que hacen las veces de ataúdes y de elevadores (también los objetos se "travisten").En las obras de Copi todo puede pasar, como en los juegos infantiles, o, mejor dicho, como en los juegos de los efants terribles. Hay una fascinación por la muerte, por el parto, por el asesinato, por la mierda, por el aborto, por las ratas, las vísceras, las explosiones, por el disfraz, por la droga, que fluye como moneda de uso corriente.