El libro que el lector tiene hoy entre sus manos no es sólo una colección de poemas de uno de nuestros mejores escritores. Es también, y sobre todo, un libro único en su género, ya que coloca a la música en el centro de una intensa lúcida reflexión acerca del paso del tiempo. Es una suerte de paisaje sonoro que transita puntualmente a través de un laberinto construido de palabras y de tiempo, y cuya dilatada geografía abarca un amplio abanico de voces y de cantos. Hay, en consecuencia, un arduo trabajo de orden formal: el poeta recorre una inusitada gama de técnicas, de estructuras y de equilibradas construcciones arquitectónicas que delinean los múltiples rostros del tiempo, substancia de la que está hecha la música. A la escritura de cada poema le precede una atenta y cuidadosa escucha. Así, una palabra repetida, una y otra vez, reproduce el ensordecedor ruido que acompaña la audición de un cuarteto de Stockhausen; en ocasiones, un poema se comporta como un refinado mecanismo que recuerda el modo de operar del minimalismo de Steve Riley, o bien, es habitado por una multitud de aves, de timbres y colores seductores, que pueblan el imaginario musical de Messiaen.Estamos ciertos de que el lector encontrará y escuchará en esta Música de cámara instantánea, "el rumor de una música / que se parece al silencio".Mario Lavista