Los textos reunidos en Nadie se va a reír recuperan desde su discurso teatral, el vacío y la indolencia que sustentan las relaciones humanas y, al mismo tiempo, indagan en la infinita gama de posibilidades que yacen detrás de éstas. Las once obras teatrales están dispuestas en tres partes; como una primera estación despliega historias construidas a través del recurso dramático de los diálogos y el absurdo; en un segundo momento reúne voces femeninas en monólogos cortos; y para cerrar una obra-fábula lúdica con tintes kafkianos. A lo largo del libro, la autora logra diálogos vigorosos y plenos de ironía con cierto tinte corrosivo, al mismo tiempo que articula historias simples y esboza una galería de personajes complejos que transitan entre la desolación emocional y el cinismo lacerante.