Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
La historia es un cuento cruel. Muy cruel. El hijo, al final de la obra, actúa casi como un Roberto Zucco del Cono Sur. Su presencia, desde el principio, genera inquietud y zozobra, su contraposición con una madre añorante y amorosa, pero quizás también un poco ausente en la propia educación de su hijo.