Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Al comienzo de este siglo, en 1905, un joven estudiante alemán, entonces totalmente desconocido en su país y aún hoy soberbiamente ignorado por eso grandes herederos del Renacimiento que son, por ejemplo, Francia e Italia visitaba el museo del Trocadero.