Drusila de Cuino soltó un sonoro suspiro y se levantó con decisión. "Esta bien, caballeros" dijo; "mostradme ahora vuestra foca". Ahí, sentada en medio de una anticuada bañera con patas en forma de garra, se encontraba una foca de tamaño mediano, de color gris oscuro y con un hermoso bigote deportivo.
Libros relacionados
Historia de un país en caricatura. Caricatura mexicana de combate, 1821-1872