Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Predomina en El reposo del fuego un agudo sentimiento de fugacidad de todo lo existente; lo más precioso que tenemos es nuestra fugacidad. Pacheco (1939) descubre que no somos eternos como nos habían enseñado, sino seres fugaces. Se trata de un gran poema unitario, dividido en tres partes o cantos, en el que José Emilio Pacheco (1939) se revela en plena madurez de sentimiento y de expresión.