Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
¿Y bien? Me seguiste. Tu sentido de la curiosidad pesa más que tu sentido de la precaución -el hombre hablaba en tono profundo y mesurado. Scott finalmente recuperó el habla: -Yo... yo no quería molestar. -No te justifiques. Sin la curiosidad, es decir, sin el deseo de ver lo que hay al otro lado de la puerta, no habría ningún progreso. Puedes sentarte. Habrá preguntas.