La religiosidad de Clarín le permite hablarnos del amor como una vía de redención, como la única manera de acercarnos a la Virtud, de conocer el Bien y de integrarnos a Dios. Los problemas de carácter ético que aborda no han perdido vigencia: a pesar de que han transcurrido casi cien años desde que escribió los Cuentos morales, Clarín sigue siendo nuestro interlocutor. El lector descubrirá muchas y muy variadas confesiones en estos relatos; los personajes que desfilarán ante sus ojos podrían ser los comensales de este banquete de los remordimientos en que se ha convertido el final del siglo.