Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los sesenta del siglo XX, la llamada Década Prodigiosa, cumplieron la edad en la que -según un axioma de esa época- se tendría que desconfiar de ellos: treinta años. Este libro, estructurado como antidiccionario o rompecabezas, borda sobre las historias de los sesenta: los hippies, la contracultura, las drogas, la revolución sexual, la música. Todo con un pretexto claro: celebrar un cumpleaños.A pesar de la efeméride, ¿es posible creer en los sesenta? ¿Todavía nos dicen algo? ¿De verdad influyeron en casi todo? No hay respuestas contundentes. Pero quizá sirva, a manera de síntesis, anotar que "los sesenta se siguen viviendo, aunque no los hayas vivido nunca".