Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Me gusta mucho el mar y todos sus colores. Me gusta cuando es azul, azul claro o azul oscuro, y también cuando es verde, y hasta cuando es rojo y negro. Me gusta el mar porque no tiene límites y porque me parece que es un gran camino, un ancho camino hacia otros mundos, desconocidos, misteriosos. Cuando sea más grande, en lugar de ser abogado como mi padre, o una de esas cosas, seré capitán de un barco mercante, de un enorme barco con el que recorreré todos los mares de la Tierra...