Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Aquí se escribe sobre artes visuales, pero sin la mirada del crítico o del académico.
Aquí, mediante el microscopio de la poesía o el telescopio de la prosa, se le sigue la pista a numerosos grabados, oleos o dibujos a lápiz y esto nos permite a apropiarnos, por instantes, de la sorpresa de una mancha de tinta o del horizonte de una veladura.
Aquí se sube o se desciende por cuerpos, encuadres o paisajes, y de una manera, uno se va prendiendo de las telas, de piezas de cerámica o de los claroscuros de las fotografías.
Aquí la ilusión se aparece con su óptica y así se facilita nuestro a la obra de Francisco Toledo, Vicente Rojo, Arturo Rivera, Teresa Cito, Manuel Álvarez Bravo, Gustavo Pérez, entre otros.