Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Minerales y rocas; piedras preciosas y metales. Como la veta inagotable de los suelos, así es el filón de la poesía. El libro de las piedras es una mina donde el autor penetra para extraer las palabras el canto: "Yo sé tejer arañas / y balcones forjados / con cadenas perpetuas / de hierro en las alturas".¿Quién no ha sentido en la piel la fría tersura del mármol? Para Alberto Blanco (ciudad de México, 1951) la marmórea piedra no es sino "La estatua / que se durmió / en aquella fiesta / sin tener más techo / que la luz de la noche / ni más ropa que el alba". ¿Quién no ha encontrado alguna vez en la obsidiana la negrura? El autor percibe en la obsidiana "Noches brillantes / y días opacos vistos / al trasluz del sacrificio / de tantos seres humanos / que hn creído hallar el sol en este espejo ahumado".¿ómo olvidar la leyenda de Prometeo? ¿Cómo soslayar la condena de Sísifo? Alberto Blanco se interna en el territorio simbólico de los cuerpos inertes, en la concepción alquímica de los elementos; les confiere vida, como al tezontle, ya que "Algo tiene que ver / con el canto de los alfareros". Vínculo entre el cielo y tierra, la roca habitará siempre en la memoria universal.